sábado, 9 de julio de 2011

Comunicacion mediatica

Comunicacion mediatica

Universidad de Panamá
Centro regional universitario de Panamá oeste
Facultad de comunicación social
Escuela de periodismo


La comunicación mediática


A consideración de:

Maritza cumbrera


Presentado por:
Milagros Rivera 8-8682047
Maylen Serracín 8.861.2198

Aula b-18

Fecha de entrega: 29 de junio del 2011

Panamá, república de Pa


Introducción

El propósito de este escrito es demostrar que la comunicación mediática es una forma de poder a veces inadvertida, capaz de fomentar esquemas procedimentales de dominio sobre ciertos actores sociales. En ese sentido, sostenemos que actualmente la comunicación mediática es el recurso tecnológico que más puede influir en el juicio, pensamiento o acción de cientos y miles de millones de personas. A raíz de este hecho, se puede argüir que la comunicación mediática representa una forma de dominación sutil. Eso es posible, por ejemplo, al no darse en la comunicación mediática una ecuanimidad y objetividad en torno al contenido discursivo de información procedente de una o más fuentes (sean oficiales por parte del Estado, de líderes políticos o individuos comunes y corrientes). Quizás como secuela de esta situación, de forma consciente o inconsciente, se ve potenciado el surgimiento de una o varias tipologías de poder.










La comunicación mediática

Para comenzar sería conveniente definir, aunque de forma somera, el significado de comunicación mediática: se dice que ésta alude a todas las formas de comunicación que se sirven de medios técnicos para acceder a sus destinatarios ya sea de manera individual, o de forma colectiva. Sin embargo la comunicación mediática moderna alude a una exigencia política: la organización de un espacio público para el debate de intereses generales y privados.
Es a través de periódicos ocasionales, surgidos en Holanda en el siglo XVII, que la comunicación mediática hace su aparición. Pese a las restricciones impuestas sobre éstos, la comunicación mediática representaba la manifestación de la libertad de expresión y pensamiento.
Es con la expansión de la radio y la televisión cuando la comunicación mediática confiere ciertos poderes (como la democratización de la cultura, la expansión del debate público, etc.), debido al gran impacto que lograron en las masas. Pero es este mismo impacto el que genera quejas alrededor, pues, dichos medios de comunicación en conjunto con la publicidad, eran considerados como una forma de violación psíquica de los individuos.
Con el paso del tiempo la comunicación mediática adquiere un valor mercantil, por tanto, es regida por los mecanismos comerciales vigentes. Ésta produce ciertos beneficios económicos, pues al tratarse de medios de comunicación, se venden a empresas o instituciones que efectúan inversiones publicitarias en ellos. Así pues, se distinguen dos componentes esenciales en la producción mediática: la información ya sean artículos en diarios, emisiones informativas, etc., y; la publicidad, es decir, anuncios en prensa, radio y televisión. Ambos componentes son lugares de producción de discursos: el discurso informativo y el publicitario, los cuales se apoyan de diferentes tipos de materiales significantes como lenguaje verbal, imágenes, códigos verbales, etc.
En el ámbito de la comunicación externa vamos distinguir dos tipos: directa y mediática. La directa es la que se produce entre emisor y receptor, quien lanza el mensaje y quien lo recibe, sin intervención de terceros, ya sean técnicos o humanos. La segunda, la comunicación mediática, se produce cuando el mensaje es trasladado del emisor al receptor por un intermediario. Estos mediadores pueden ser muy variados, desde una octavilla hasta un gabinete de prensa o un canal de televisión que retransmite por satélite.
Comunicación directa y mediática tienen ambas sus pros y sus contras. Podemos decir que lo que en una son ventajas se transforman en inconvenientes en la otra.
Comunicación directa
A favor
Su inmediatez, lo que la hace viva y con una mayor capacidad de respuesta por parte del receptor; es, por tanto instantánea y es más sencillo corregir posibles “ruidos”, interferencias que dificulten la recepción.
El emisor ejerce un control más estrecho sobre ella esquivando con más facilidad posibles manipulaciones.
En contra
Su limitada capacidad de difusión. La sujeción a un espacio y a un tiempo concretos pero muy estrechos se ejemplifica muy bien en una conferencia. La comunicación directa termina donde acaba el aforo de la sala. Si se pretende que los temas abordados lleguen a más gente, podemos confiar en el boca a boca de los y las asistentes o trabajar para que radios o periódicos se hagan eco de ella; pero eso es ya comunicación mediática.
La inmediatez y la instantaneidad, que son armas de doble filo. Dan vivacidad y dinamismo a la comunicación pero existe el riesgo de que resulte poco reflexiva y muy apasionada, cuestiones ambas que, en determinadas circunstancias, habrá que controlar con firmeza para que la situación no se vaya de las manos.

Comunicación mediática
A favor
Gran potencia difusora del mensaje. Tanto si ponemos un cartel en las paredes como si repartimos un panfleto o nuestro mensaje es emitido por la televisión, el público potencial es mucho mayor que si nos ponemos a dar voces en mitad de la calle. Hoy en día, con un ordenador conectado a Internet, se puede leer la prensa vasca en Buenos Aires más actualizada que la versión en papel qué saldrá a la calle en Bilbao.
Permite una mayor reflexión. Elaborar una información para transmitirla a través de un medio requiere reflexionar sobre qué se va a decir y cómo vamos a decirlo, jugando con los recursos comunicativos según una estrategia y buscando la manera idónea de llegar al público. A su vez, el receptor también tiene tiempo de meditar sobre lo que le llega y de refrenar, si quiere, los primeros impulsos. En no pocas ocasiones, leído un texto una segunda vez, cuando ha dejado de dolernos la cabeza y estamos de mejor humor, no nos parece tan terrible lo que contiene.
Es más permanente. Un papel se puede tirar, pero también se puede guardar, igual que un vídeo o un CD, mientras que algo que decimos en un momento se pierde en el aire o en la memoria.
En contra
Es diferida. Primero se elabora la información y después se transmite. Puede ocurrir que desde que se facilita la información hasta que se hace pública, las cosas hayan cambiado hasta el punto de invalidar lo que se decía y, donde dije digo ahora tengo que decir Diego. Es una comunicación más pautada, menos viva, más encorsetada en cánones normalizados y, por lo tanto, más lejana al receptor.
Es fácilmente manipulable. Sobre la manipulación ejercida por los medios de comunicación de masas hablaremos en otro apartado. Bástenos ahora con apuntar que, una vez que el mensaje sale de las manos de la asociación hacia una tercera persona encargada de difundirlo, pierde el control sobre él y puede ser modificado. Esto, que es evidente si hablamos de los medios de comunicación de masas, también puede ocurrir cuando se reparte un folleto en la calle. El medio usado, el folleto, ha sido elaborado por la asociación pero, ¿qué ocurre una vez entregado? Que puede acabar en la papelera o siendo leído por veinte personas. ¿Qué garantía hay de que esas otras personas reciben el folleto tal y como lo ha elaborado la asociación? ¿Quién nos dice que no ha sido emborronado, cortado o, simplemente, criticado a la hora de ser mostrado por quien lo recibió en la calle?

Medios “mediáticos”
Podríamos pensar, por lo que vamos diciendo, que radio y televisión, especialmente en lo que se refiere a sus programas en directo, tienen más de comunicación directa que mediática. No le falta lógica, sobre todo si pensamos en algunos programas de televisión donde el espectáculo está por encima de cualquier otra consideración y los contenidos importan poco; o en esos programas de radio a micrófono abierto que se basan en la participación de los y las oyentes. Sin embargo, pocas cosas en radio y menos en televisión se dejan al azar o a la improvisación. Nos asombraría saber cuántas de las charlas, llamadas, apariciones y acontecimientos aparentemente naturales frente a cámaras y micrófonos han sido cuidadosamente preparadas. Y muchas veces, precisamente, para que parezcan naturales. Pero nos basta una pregunta para ver cómo radio y televisión son menos espontáneas de lo que parecen: ¿quién no piensa dos veces lo que va a decir y cómo va a expresarlo si sabe que está siendo enfocado o que va a salir a las ondas para ser escuchada por miles de personas?
El tríptico, el cartel, el panfleto, la octavilla, han sido lo medios más habituales usados tradicionalmente por el movimiento asociativo. Por poco dinero pueden ser elaborados y controlados directamente por el propio grupo y resultan muy útiles usados de manera inteligente sabiendo cómo diseñarlos, a qué público dirigirlos y en qué momento y para qué emplearlos. Las asociaciones con cierta experiencia tienen pericia para explotar estos recursos comunicativos. Pero cada vez más estos medios se quedan cortos; su alcance es muy limitado y se impone dar un salto a otros instrumentos con mayor capacidad de difusión: los medios de comunicación de masas.

Para qué sirven los medios

Teniendo en cuenta que no es nuestra función aquí teorizar sobre comunicación, vamos a proponer una definición que nos permita salir del paso para saber a qué nos estamos refiriendo cuando hablamos de medios. Vamos a acudir a J. del Rey (1991) quien nos dice que:
“Los medios de comunicación social -también llamados canales o mass media- son aquellas empresas, públicas o privadas, cuyo cometido es emitir información de actualidad desde los soportes físicos y técnicos que la moderna tecnología ha hecho posible”.

La definición, pese a su sencillez, creemos que delimita suficientemente el concepto “medio de comunicación de masas” con la salvedad de Internet, de lo que hablaremos más adelante.

La importancia del papel que representan estos instrumentos de comunicación en el mundo actual viene dado por la finalidad que cumplen en el complejo entramado social en el que vivimos. Y hemos de ser conscientes de que su influencia va un paso más allá de la meramente informativa. Volviendo al ya aludido J. del Rey (op.cit), los medios de comunicación de masas además de informar:
“Generan y difunden los mensajes que van a proporcionar a la sociedad un modelo del mundo y, desde él, una imagen de sí misma y un conocimiento de lo que pasa en el mundo sobre el que informan”.

No sólo nos dicen lo que ocurre sino que difunden pautas, modelos, valores y actitudes. Muestran la realidad pero, al narrarla, la recrean. Aunque quieran ser honrados y aplicar los criterios de neutralidad y objetividad, dos periodistas que relaten un mismo hecho no contarán exactamente lo mismo ni de idéntica manera. Por si esto no fuera bastante, los medios de comunicación de masas modelan la realidad; y no estamos hablando de intenciones bastardas y perversas, nos referimos a su capacidad para potenciar unas maneras de entender la vida y de censurar otras, capacidad que, inevitablemente, se transforma en práctica cotidiana.

Ordenando sus funciones, José L. Calvo (1996) propone que los medios de comunicación:
“Conectan personas e ideas; inventan nuevos modelos de conocer y valorar en la sociedad; informan; regulan el comportamiento, los valores y los programas. Finalmente, entretienen. (...) En suma los medios de comunicación social reflejan y configuran la sociedad”.

Es fácil deducir el enorme valor que encierra para el trabajo social el potencial de transformación que poseen los medios de comunicación de masas.
¿Qué consecuencias ha tenido, hasta ahora, la convergencia mediática?
En primer lugar, señala Jenkins, se ha creado una paradoja. Por un lado, se ha desarrollado “una alarmante concentración de la propiedad de los medios comerciales dominantes, con un puñado de conglomerados mediáticos multinacionales que dominan todos los sectores de la industria del entretenimiento”. Por el otro, ha ampliado la facilidad y libertad con que se puede dar en nuestros días la participación ciudadana a través de las redes digitales de comunicación.

Jenkins también apunta que la convergencia ha creado un cambio cultural, ya que “anima a los consumidores a buscar nueva información y a establecer conexiones entre contenidos mediáticos dispersos”. El viejo consumidor de medios, explica Jenkins, es pasivo, predecible, aislado y silente; mientras que el nuevo es activo, migratorio, está conectado socialmente, es ruidoso y público.

Otro efecto de la convergencia mediática ha sido la proliferación y auge de los medios sociales, incluyendo las redes sociales (Facebook, MySpace, LinkedIn), los blogs, los wikis (Wikipedia), los podcasts, los foros, las comunidades de contenido (YouTube, Flicker, del.icio.us) y los microblogs (Twitter).

Según el informe “State of the Blogosphere 2008″ de Technorati, MySpace tiene 75.1 millones de usuarios en Estados Unidos, mientras que Facebook tiene 41 millones de usuarios. A nivel global, cada uno tiene poco más de 110 millones de usuarios. En cuanto a los blogs, hay 22.6 millones de blogueros en Estados Unidos (12% de los usuarios de Internet) y 94.1 millones de lectores de blogs (50% de los usuarios de Internet).
La convergencia también ha sido parcialmente responsable del declive de los periódicos en papel, a medida que los lectores han migrado hacia la Internet y los diarios han sufrido drásticas reducciones en sus ingresos publicitarios. Tan reciente como el pasado martes, 16 de marzo, el diario Seattle Post-Intelligencer sacó su última edición en papel, para convertirse en un medio de Internet exclusivamente. El diario tenía 146 años. El mes pasado cerró el Rocky Moutain News, de Denver, con casi 150 años de historia, y se espera que otras importantes ciudades norteamericanas se queden sin uno de sus principales diarios en los próximos meses.
Conclusión
En concluccion la comunicación mediática adquiere un valor mercantil, por tanto, es regida por los mecanismos comerciales vigentes. Ésta produce ciertos beneficios económicos, pues al tratarse de medios de comunicación, se venden a empresas o instituciones que efectúan inversiones publicitarias en ellos. Así pues, se distinguen dos componentes esenciales en la producción mediática: la información ya sean artículos en diarios, emisiones informativas, etc., y; la publicidad, es decir, anuncios en prensa, radio y televisión. Ambos componentes son lugares de producción de discursos: el discurso informativo y el publicitario, los cuales se apoyan de diferentes tipos de materiales significantes como lenguaje verbal, imágenes, códigos verbales, etc.















Bibliografía
http://milylabeba.blogspot.com/


No hay comentarios:

Publicar un comentario